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Biografía (sin ánimo de aburrir)

1988. Cambiamos de país. El primer recuerdo es una oscura habitación de pensión y mortadela de olivas. Nunca más me gustarán las aceitunas.

En el 2000 charlo con el príncipe Alberto -no estuve muy fino, pero seguro que ya no me lo tiene en cuenta-. Un tiempo más tarde me reconocen líder mundial en telecomunicaciones: la vida puede ser muy divertida.

Junto a Laura bajamos por el Orinoco a oscuras y a la deriva; asaltamos la muralla china; caminamos solos por Dublín; y me compro un sombrero de Indiana Jones en Brooklyn. Todos fueron riesgos necesarios.

Era estudiante la primera vez que una mujer murió en mis brazos. Sería solo la primera. Unos se aferran a la vida, otras muertes son dóciles, muchas, por mi profesión, llegan durante el sueño narcotizado. La muerte es un trámite, mucho más común de lo que cree la gente, pero tremendamente aleccionador.

2005. Tíbia, citrato y plata. Luz roja. No me bajo.

2014. Emprendo dos empresas complejas aunque nadie me ofrezca medallas al valor.

¿Conocimientos y experiencias? Algunos, incluso demostrables si fuere menester. Y por supuesto, nivel medio de inglés (dentro de un tiempo).

*Nota: si se cita este texto para mi epitafio prometo no interponer denuncia por derechos de autor.

 

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